LA MALDICIÓN DE LAS COLONIAS OBRERAS DEL RIO LLOBREGAT


Estas colonias son malditas porque constituyeron un foco importante de contaminación del rio LLobregat. Estas 18 colonias fabriles textiles se extienden a lo largo de unos 32 km. y forman la mayor concentración de todo el mundo.
Situadas a ambos lados del Eje del Llobregat a través de la Autopista C-16, que va desde Manresa hasta Berga.


Estas colonias textiles se crearon a finales del siglo XIX, por señores influyentes de Berga o Manresa, y, en ellas se acogían a familias enteras. En la actualidad, se han convertido en viviendas de segunda residencia, transformadas en museos, en otros casos se encuentran en un estado de lamentable abandono y ruina.

Pero algunas de ellas han sido rehabilitadas convirtiéndose en un ejemplo de su pasado esplendoroso en el que la industria textil catalana fue puntera en la economía de la zona.


Estas colonias, en los años posteriores a la Guerra Civil, acogieron trabajadores procedentes desde diferentes puntos de España, especialmente de Andalucía, Extremadura, Murcia o Castilla.

Las numerosas empresas que se situaron en la cuenca del Llobregat durante los siglos XIX y XX, aprovecharon su agua para crear energía.

Una esclusa de 17 metros de altura y un canal de derivación que permitiera aprovechar el agua del Llobregat como fuente de energía. El canal hacia llegar el agua hasta la turbina y ésta trasformaba la fuerza del agua en energía mecánica que se distribuía por toda la fábrica. Posteriormente, se moderniza este sistema instalando un alternador al lado de las dos nuevas turbinas. Así, sería la electricidad la que ponía en movimiento la fábrica.
 La contaminación de este río es muy elevada como consecuencia de los vertidos químicos de estas "colonias industriales".

Aunque, hasta el momento se hacen muchos esfuerzos por disminuirlos, pero ahora el problema se agrava con los residuos de las minas de potasa, que hacen que su salinidad sea elevada.









Una de las colonias más interesantes es la de Cal Vidal, situada en el km 78 de la C-16, en la autopista que va desde Manresa hasta Berga.


Llegamos a la Colonia y parece que está deshabitada, sus viejos edificios luchan contra el paso inexorable del tiempo y el azote despiadado del viento. En ella, perviven edificaciones ruinosas junto a otros en perfecto estado, pero que no dejan de evocarnos un pedazo de nuestro pasado menos glorioso.
El sol de media tarde baña los edificios alejando esos viejos fantasmas que tratan de recuperar su espacio perdido. La colonia triste y solitaria nos convierte en intrusas de una tierra extraña que carece de esperanza y futuro.

Esta es la iglesia de la Colonia Cal Vidal, sorprendentemente, en excelente estado, es curioso, pero los edificios religiosos, por muchas calamidades y desastres que pasen, siempre son rehabilitados y su entorno especialmente cuidado. Supervivientes en el tiempo, inmunes a los avatares que la humanidad les presenta.











Majestuosas e imponentes se levantan desafiando al olvido. Aquí tenemos la Catedral del Llobregat.

El domingo era obligada la asistencia a la misa de la mañana para ser bien visto socialmente.

El maravilloso entorno de este lugar y sus edificios no consigue ocultar que era una de las colonias donde las condiciones de vida era más duras.



A pesar de las vicisitudes que estas colonias se han visto obligadas a seguir, los supervivientes preservan sus recintos y se regodean con la decrepitud tan típica de las reliquias de la vieja Cataluña en la que aún pervivían reminiscencias medievales, donde el patrón actuaba como un guía económico y moral de su comunidad obrera.


En esta imagen se aprecian las instalaciones de la fábrica y sobre un cerro destaca la Casa del Amo.


Este paternalismo se basaba en un contrato, no escrito, por medio del cual el amo ofrecía trabajo, casa, comida, servicios, estabilidad y seguridad a sus obreros a cambio de que estos se limitaran a trabajar, obedecer y no romper la "paz social".

He aquí, la casa del amo, tal y como podemos apreciar en la foto, no se puede decir que el amo vivía sin comodidades, precisamente. Disfrutaba viéndose rodeado de todo tipo de lujo y ostentación.

Los obreros de todas las colonias de la época tenían que soportar unas jornadas laborables muy duras: doce horas diarias, trabajando en muy malas condiciones. Se rebelaron contra las circunstancias en varias ocasiones, los obreros de Cal Pons se declararon en huelga y como resultado, 150 obreros de esta colonia fueron despedidos y expulsados de la colonia.

Las instalaciones de algunas colonias estaban rodeadas por una muralla de unos dos metros de alto.




Esta torre de vigilancia que se aprecia en la foto era la que albergaba a los porteros o "serenos" encargados de vigilar que ningún trabajador entrase o saliese del perímetro de la colonia más tarde de las 8 o las 9 de la noche.



Las viviendas se solían construir alejadas de la fábrica y el río. Los obreros pasaban el poco tiempo libre que tenían en una zona apartada de su lugar de trabajo. Pisos alejados de las zonas industriales y el río para evitar el ruido de los telares y la humedad del rio.


Imágenes donde se observan las "calles de los pisos", como ellos las llamaban. Todas las viviendas tenían un alquiler bajo y disponían de cocina, comedor y dos o tres habitaciones, una siempre interior, distribuidas entre 50 y 80 m2.





Pese a las desigualdades sociales, los amos de las colonias fueron dotándolas de mejores servicios: panadería, pescaderías, carnicerías, economato, cafeterías, lavaderos, duchas comunitarias, huertos,


En la foto se aprecia la pasarela que permitía a los antiguos habitantes del lugar cruzar el río y extender sus pequeños huertos con los que completaban su dieta con los productos procedentes de los huertos de la colonia-verduras, hortalizas y patatas. Los economatos se construyeron durante el franquismo, pero duraron poco.



Tampoco faltaba una Oficina de la Caixa de Manresa, escuelas.

Cabe destacar el Casal de la Dona, guardería, escuela de niñas y una residencia para jovencitas; donde se formaban para ser buenas esposas y madres y trabajadoras en la fábrica y en casa. Cuando se convertían en madres podían disfrutar de un nuevo servicio, el de la guardería, que les permitía seguir trabajando en la fábrica.

el teatro, una réplica en pequeño del Gran Teatre del Liceo; la biblioteca y la nueva iglesia incendiada durante la Guerra Civil y reconstruida en el 1942.



Y, resumiendo, en esto que vemos quedó reducido el sueño utópico del presidente de la Mancomunitad, Prat de la Riba, una idea inicial con la que intentaba dotar a la clase obrera de un hábitat agradable y sano, en un marco de incomparable belleza paisajística. Pero, posteriormente, el Nacional catolicismo del franquismo convirtió este misticismo en un elemento con el que instrumentalizó el paternalismo, degenerarando en algo muy parecido a "Campos de Concentración" con la progresiva esclavización y opresión de los trabajadores.

Estos complejos fabriles algodoneros sucumbieron en los conflictivos años de la transición, los últimos cerraron sus instalaciones en 1989.

Aquí os pongo una de las frases que aparece en unos de los muros de la colonia.




TENEMOS QUE CONOCER NUESTRO PASADO, PORQUE SÓLO DE ESTA MANERA PODREMOS CONSTRUIR UN FUTURO MÁS LIBRE Y SOLIDARIO....



CATALINA CAZORLA...


En la Colonia Cal Vidal existe un museo que a través de una visita guiada por la fábrica, nos permite conocer como era la vida diaria de la colonia, como era el proceso de filatura y el funcionamiento de la energía hidráulica.

El reportaje completo sobre estas colonias en Google +.

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